sábado, 26 de abril de 2014

Ventanas de Buenos Aires


Esta serie de fotos nació así como de algo, no tengo en claro de qué, pero nació. Quizás la única fuente de inspiración haya sido mirar en detalle. Podría decir que el proceso fue: trabajar en Palermo, salir de la oficina a las seis de la tarde, empezar a observar el barrio, ver que había ventanas hermosas, algo antiguas y que todas (las cinco) tenían algo en común, una planta, una maceta, algo de vida entre la historia que solas describen y de la historia que yo creo de ellas.

Es verdad también que fueron pensadas para publicarlas en mi cuenta de Instagram algo retocadas para embellecerlas.

Acá, en mi blog, lo que quiero es darle algo más de sentido con pequeños poemas que las acompañe y tomen la forma final y definitiva.


VENTANAS DE BUENOS AIRES


El fin
Para mañana falta mucho.
Para amarte no tanto.
Dejame tranquilo que necesito pensar.
En vos y en todo el dolor.
Dejame tranquilo que necesito sentir.
Sentirte en nosotros y en lo que acaba de terminar.
Todo lo que te dije es verdad.
De todo lo que me dijiste, dejame elegir.


Llegó 
La carne es total. 
La espera fue menos grave. 
La tragedia no fue tal.
Está en tus brazos.
La luz te ayuda, es tenue y complaciente.
Afuera es de día y los colores brillan.
No sufras, empezá a vivirlo.
Está en casa.
Respira y te necesita.
Sonríe y es tuyo.
Llamalo con un sinónimo de desahogo.
Dormí tranquila.
Descansen juntos.


Sabe a vino
Violáceo. Madera. Liviano.
Apenas empiece la semana, tendrás que irte.
Al volver, todo estará igual.
La cama será el refugio.
Besame apenas llegues.
Nuestros cuerpos sabrán a uva.
Las copas estarán limpias.
Toda la casa olerá a deseo.
¡Nos deseamos tanto!
No habrá nada que nos interrumpa.
Ojalá suceda.


Pasa
Voy a ser siempre todo lo simple que imaginé.
Lo estoy siendo al mirarme las manos.
Las historias pasaron pero aún me late.
Quizás vengan a verme, quizás ya no.
Lo que sí es cierto es que mientras pasa,
Los recuerdos nunca los voy a vender.
Te hablé sobre lo simple, te hablé de querer.


 Hastío
Distinto pero parecido.
De ninguna manera.
Algunas cosas siempre serán igual.
¿Vos cómo estás?
Si no me querés contar, sabré entenderlo.
Las cosas se te van a acomodar.
El problema somos los demás.
Somos desconocidos con tintes de conocidos.
Que no me cuentes no significa que no lo imagine.
Sin contarme, me dejás sin opción.
Respiremos aire puro, bien puro.
Oxigenémonos, limpiémonos.
Vayamos a andar en bici.
Busquemos un halo de luz.
Tranquilo, sobre mí elijo yo.
Evadir es la última versión de vos mismo.
No hablar es un terreno complicado.
Te pido disculpas. Hoy soy un enorme hastío.


Martín González Robles.-
26 de abril de 2.014.

lunes, 14 de abril de 2014

Retazos

Cuando creés que ninguna puerta es capaz de tener la sencillez de abrirse para vos, te das cuenta que el problema no es la puerta si no vos. Y así, tal lo soñaste siempre, las cosas suceden muy a pesar nuestro.

Les comparto el poema que escribí para la Exposición de Arte en Rockela Bar organizada por Celeste Sosa, una fotógrafa talentosa en pleno ascenso y con mucho empuje para ponerse el arte al hombro.



RETAZOS

El amor no es un invento así que no tiene sentido que sigas diciendo que no le descubriste el olor al viento.

Acá, lo que diluvia es desilusión y el retorno se hace imposible en estas condiciones. Si vos lo querés intentar, yo siempre responderé ‘también’.

Amar es de pie, con las manos en alto y la vista puesta en la historia que de tanta que existe, nos ha dado un empuje que hasta acá no hemos podido matarla.

Vos lavás platos de la misma manera que sos capaz de tirar por la borda una vida de nudos que prometimos no desatar nunca.

Quiero no ser tan universal hablando de lo más universal del universo, pero la palabra tiene una lucha eterna con la acción.

Mientras unos llegan corriendo a tus brazos, yo solo lo hago contándote que soy capaz de hacerlo. Y lo logro construyendo un camino de emociones que te gustan.

¿Desde cuándo vos y yo nos quedamos a vivir bajo los mismos párpados?

Todo lo que nos pasa es por ser tan paralelos y no tener el valor de cruzarnos.

No necesito inhibidores de mis ganas de quererte. No insistas. No me lo repitas. No me insultes. No subestimes tanto dolor. No seas el desgraciado de turno.

Sabemos quién con quién pese a tus dudas. Es solo que a veces querer es una cadena rota que corta un eslabón pero no lo pierde. No lo pierde.

Hay silencios que mueren a pedazos ruidosos. Hay promesas que se escapan por el conducto de las cucarachas bebés. Hay una herida y muchos pedidos de perdón que mueren al nacer.

Cuando era chico, despertaba pidiéndole a mi mamá que me devuelva el autito azul porque según mis sueños, ella me lo había sacado por portarme mal. Al despertar, mi mamá estaba sentada en la cama esperando para abrazarme cuando el llanto brotaba.

Ahora, sueño que vamos caminando por una calle con tantas esquinas que no sabemos por cuál salir y, de tanto dudar, despierto y siempre estás a mi lado.

¿Ves?, se trata de salir pero tengo una idea, que sea juntos.


Martín González Robles.-
12 de abril de 2014.