martes, 16 de septiembre de 2014

Una mentira, muchas verdades.


Hay verdades que mienten y mentiras que dicen verdades.
No para todos es real la realidad que ve uno, que intenta pasarla, transferirla, que fracasa en el camino, el uno que no acepta que el otro ve otra cosa, que sus valores le dicen que es mentira y eso genera una traición a base de un sentimiento de amor por una relación que nació con las cosas bien claras.
Confunde el sentimiento perverso del choque de verdades que llegan en forma de mentiras, que estallan por el aire y que se hacen cristales invisibles, imperceptibles, que se respiran por una nariz noble hasta llegar a pulmones inocentes para exhalar un aire corrompido, manoseado, envenenado.
No se trata de bien o mal enseñados, se trata de la construcción personal sobre la que apoyamos la información que recibimos y de cómo la devolvemos al universo.
La información nunca estuvo lejos nuestro, el problema es su de-codificación.
Pasa con las verdades, con las mentiras y con todo lo absoluto.
Un día bien, otro mal. Dos semanas bien, dos semanas mal. Un año bien, un año pésimo.
¿Y el desgaste por el roce de las emociones con el asfalto?
¿Dónde guardo la fe en vos?


González Robles.-