
Por otro lado, Facebook también te deja navegar por la intimidad de los que querés saber y tenés lejos, es el caso de amigos de otros lugares, familiares que viven en otro lado, gente con la que ni siquiera te viste alguna vez pero que la amistad existe porque acá existe el involucrarse con lo sincero. Te permite poder encontrar bandas que te gustan, informarte, hacer encuentros y porqué no, darle un "me gusta" a Cristina, entre otras cosas.
Creo que la contradicción de la que hablo existe en que también es un espacio de recreo, distensión, de saber qué onda hoy en el Face, ver si aquella fue madre, si éste se recibió, si aquél, si... Innumerable es el caudal de información que obtenemos del otro a través de éste nuevo modo virtual e impalpable del que somos parte y, como si de situación abrupta se tratase, te das cuenta que en esta red también hay mucha soledad, la soledad de los de la urbe, los que viven apurados, los que viven despacio, de los que no hay nada mejor que enterarme por internet que llamarlo o ir a verlo. La soledad de encontrarte llorando frente a una PC sin nadie alrededor, sólo vos y claro, Facebook también.
Me reservo el derecho de estar mirando siempre a Facebook como un reflejo de quiénes somos y cómo elegimos relacionarnos. Un termómetro sentimental enorme, un depósito de miradas. También me permito venir e irme cuando quiero sin el pudor de honrar a lo que mi razón imponga.
Es sólo una visión.
Martín G.R.-