lunes, 19 de noviembre de 2012

Poemario

Estos poemas los escribí hace muchos años, tanto como ocho y es momento que vean la luz. Los comparto, los regalo, háganlos suyos y hagamos del mundo un sentido de amor eterno:


Enfermo

Enfermate, mi amor.
Dejame que te cuide.
Sabré quererte mejor.
¿Cuándo saliste y no me avisaste?
¿Dónde estaba cuando sentiste mi dolor?
Quiero cocerte la piel con hilo rosado y decirte ya está.
Las muletas las dejé sobre la cama. ¡Cuidado!, no te caigas.
Hoy te extrañé mucho. Pensé en cómo te dolería.
Disculpame si te olvidé.


Llueve

Mojate los labios con agua sucia.
Pasame las manos por la cara.
Acercate despacio.
En el balcón estás presente.
Esa nube, ¡esa!, esa tiene tu forma. 
De verdad te quiero.


Cuerpo

No sé cómo hacer para sacarte de mí.
Me pesan tus hombros, me duele.
¡Tranquilo!
Todavía siento tu panza en mi espalda.
Tus pies. Tus pies son mi paz.
Pasemos la tarde juntos.


Perdido

Es chiquito como la luz.
Tu grito desesperado me retuerce de amor.
Mi garganta se muere de tanto extrañarte.
Hice cosas para vos. 
¡Soy tan simple!
Seguro pasan a buscarte.
Antes de irte besame despacio, en secreto. Pueden vernos.
¿Te espero?


Terminó

En casa van a llorarte.
Nos dejaste solos mirándote mientras te ibas.
Nunca debí ayudarte.
Volvé, quedate conmigo.
Hice la comida y la cama está limpia.
Mirame, ¿me ves como soy?
Logré taparte con tanto dolor.


Martín González Robles
18 de Octubre de 2004

viernes, 2 de noviembre de 2012

Creo en mí

Las ganas de escribir siempre viven. Son sensaciones que recorren mi cuerpo de principio a fin, la necesidad de decir, de contar, de hablar, de poder verme a mí mismo a través del tiempo. Soy un nostálgico por naturaleza, un lírico y un sensible enorme pero, cuando quiero decir, cuando siento que estoy preparado y con una idea, me detengo, me pierdo, me alejo del punto, me voy lejos, tan lejos que soy incapaz de volver; hasta que lo hago, hasta que no me exijo más de lo que puedo dar y le doy rienda a mi teclado que es testigo de mis inseguridades y de mis angustias.

A veces me encuentro en espacios mentales oscuros, este año fue un año oscuro, un año en los que he sentido la muerte rodearme, la he sentido cerca, ha estado presente en mis decisiones y en mi continuidad. Busqué ayuda porque solo sentía que no podía, la ayuda estuvo y sin embargo, el sentimiento de soledad no se fue pero lo interesante es que estoy aprendiendo a encontrar ayuda dentro en mi interior. No es un ejercicio fácil para una persona que siente que camina frustrada por la vida porque los 31 me ven sin poder concretar ni la mitad de las cosas que pretendo. Estoy trabajando, trabajando muy duro por salir, por creer que puedo para luego poder. 

He aprendido que no es necesario tomar decisiones inmediatas ni caer en finales abruptos, he aprendido que los finales se construyen, que cuando voy de un lado a otro de una habitación hay en cada paso un pequeño deseo de cambiar y de tantos pasos que se doy es que puedo ver la claridad de la vida y avanzar hacia los fines, eso es construir, terminar para empezar.

Creo en mí, en mis sentimientos, en mis malas y buenas jugadas. Creo en mi arte, creo en el arte. Creo en mí porque estoy vivo.

Martín G.R.-