miércoles, 13 de enero de 2010

La mano


La mano se arrastra e intenta recomenzar el bien conocido camino del derretimiento sentido sobre lo blanco. Puedo.

La comodidad que gesto no retrasa mis elecciones ni las somete a la espera. Sólo se existe por día.

Si busco fuentes que me inspiren es para acordar una cita con los puntos que apuntan mis apuntes y no desespero, no me duermo, todo lo creo, nada veo.

Estoy por oscurecer todo. Estoy por prohibirle la entrada a la luz. Estoy por irme (siempre estoy listo para irme). Irme de irse. Me voy a mi ideal. Me alejo de mi ideal. Vuelvo de volver.

Esto es lo suelto sin nexos. Son ideas. Son palabras.

Hay de mí en cada espacio y así como empieza (como se empieza siempre), se niega a morir (como se muere siempre).

Arriba hay gente, abajo también. Llevo una década urbanizado. Una década aprendida. Una década improvisada. Una década recortada, alejada y vuelta a retomar.

¿Qué me tocará vivir?

Martín G.R.
07/01/10

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